26 de septiembre de 2010

Dios nunca da frutos maduros... Él sólo da pequeñas semillitas, que cada quien debe cultivar…

Había una vez un viudo que vivía con sus dos hijitas. Las niñas hacían preguntas que el padre no sabía responder. Deseoso de darles la mejor educación, las envió a casa de un sabio, que sabía todas las respuestas.

Las niñas inventaron una pregunta que el sabio no sabría responder. Una capturó una linda mariposa azul para engañarlo. La escondería en sus manos y le preguntaría si estaba viva o muerta. Si decía que muerta, abriría sus manos y la dejaría volar. Si decía que viva, la apretaría y la aplastaría. En todo caso, sería una respuesta equivocada.


Así lo hicieron. El sabio sonrió y respondió:


“Depende de ti. Ella está en tus manos.”

Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro.

No debes culpar a nadie cuando algo falle: nosotros somos los responsables por lo que conquistamos o no conquistamos. Nos toca a nosotros escoger que hacer con la mariposa azul que llevamos en nuestros corazones.

1 comentario:

  1. Bueno, no es tan así.
    El mal que hagamos depende de nosotros, sí.
    Pero todo el bien que recibimos es de Dios. La mariposa no volaría si Dios no le infundiera la vida.
    Así pasa con nuestro acercamiento a Dios: no lo logramos con nuestros méritos, sino con los méritos del mismo Dios que murió en la Cruz pagando la deuda de la humanidad con su Creador.
    No depende de nosotros. Todo es Gracia.
    Saludos.

    ResponderEliminar